Fuego, fuego,
Fuego, fuego,
Fuego en aquella casa, en aquella otra y en esta también.
Escondieron sus armas y esperaron que los sobrevivientes salieran con cara de espanto de las madrigueras, y ahí fue, donde los habitantes de antaño ahora yacen en el último recuerdo del que se tenga razón. Lo demás será propaganda.
Camilo Guzmán Forigua
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